Feminismo de Palacio Nacional. Autor: Venus Rey Jr.

Palacio Nacional debe quedarse así. Que la sede del ejecutivo sea un Memorial Permanente de las Víctimas de Feminicidio en México, un Memorial del Día Internacional de la Mujer. Que permanezca así hasta que las mujeres de este país dejen de ser asesinadas, violadas y discriminadas.

No es contra el presidente. Sé que hay muchas personas que lo apoyan y que se sienten agraviadas por la crítica. No hay que tomarlo personal. La protesta es legítima aun cuando fuerzas contrarias al gobierno estuvieran inmiscuidas.

El feminismo es siempre de izquierda. No existe el feminismo de derecha. Por eso sorprende que un gobierno que se dice de izquierda no se canse de descalificar al feminismo e imponga a una persona para que sea gobernador a pesar de existir varias denuncias por violación en su contra. Y por eso sorprende también que personajes de la derecha, por antonomasia anti-feminista, ahora resulten ser paladines del feminismo.

Cuando algunas personas muy afectas al régimen reprochan mi crítica, cuestionando por qué no critiqué en su momento a los presidentes Peña y Calderón, yo les digo que conmigo no funciona ese manido e ineficaz recurso. He sostenido, y sostengo ahora: a) que durante los últimos cincuenta años hemos tenido algunos de los peores y más corruptos gobiernos de nuestra historia; b) que no venimos de una era dorada de bonanza y armonía, sino del infierno; c) que el actual régimen recibió un país destrozado; d) que si ahora el régimen está empoderado es porque el pueblo se hartó de aquel infierno y vio en la figura de este presidente a un salvador; y d) que siempre he criticado al presidente en turno, sea quien sea. Es más, Calderón y Peña podrían ser de los peores de las últimas cinco décadas.

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Como soy libre y carezco de filias y fobias, critico y criticaré a todos los gobernantes. No idolatro a ninguno, eso sería denigrante. Ninguno es dios. Si no hay crítica, las posibilidades de que un gobernante se hinche y se ahogue en su propia vanidad son mayores. Y ya sabemos lo que pasa cuando el gobernante en turno se siente infalible: viene el error, vienen los excesos, viene la debacle y con ella el deterioro de la vida de casi todos los mexicanos. Nos ha pasado una y otra vez.

El actual régimen no es perfecto, aunque sus incondicionales crean que sí. Ningún régimen lo es, ni siquiera la corte celestial, si tal cosa existe. Me parece que la actitud del presidente hacia el feminismo queda a deber. Es mi punto de vista, limitado y probablemente obtuso. Algunas personas creen que porque hay muchas secretarias de Estado, el presidente es feminista. Yo estoy dudando que lo sea. Su feminismo parece ser uno de élite, un feminismo en los pasillos del Palacio Nacional. Pero afuera del muro cuya erección ordenó, mueren miles de mujeres cada año, y otras tantas son violadas; y las que no, sufren todo tipo de discriminaciones y vejaciones. ¿De qué sirve que haya tantas secretarias de Estado si el presidente parece despreciar al feminismo cuando dice que es cosa de conservadores, que es de la derecha? ¿De qué sirve que haya tantas secretarias de Estado si cada año aumenta el número de feminicidios? Hoy el número de homicidios dolosos en contra de mujeres es significativamente mayor que antes. Muchas mujeres de Morena no están de acuerdo en que se imponga a Salgado Macedonio en Guerrero –sin prejuzgar a este controvertido personaje–, porque él, queramos reconocer o no, es una expresión de chirriante misoginia. Parece que las cúpulas del gobierno y de Morena le tienen más lealtad a Salgado Macedonio que al feminismo. Algunas morenistas han llegado a renunciar haciendo ver que sus lealtades no son con el partido, sino con las mujeres y con el feminismo.

Ya sé que las desgracias del país no son culpa del actual gobierno. No se puede negar que el régimen recibió un país en llamas. No es razonable esperar que en dos años, de ser el infierno pasemos a ser el paraíso. Pero sí se esperaría, por lo menos, que los índices de la violencia no siguieran creciendo como si estuvieran gobernando los malévolos opositores del presidente. Dicho en otras palabras, se esperarían mejores resultados, y sería legítimo esperarlos y exigirlos –exigir y criticar no es un acto de traición–. Todos los políticos mienten, de derechas e izquierdas; no hay uno que no –si usted conoce alguno, dígame, por favor–. Pero los números y la estadística no mienten. Lamento decirlo, pero los números de la violencia en general, y de la violencia contra la mujer en particular, hoy son peores que en los regímenes pasados. Podrá decirse que “es-un-honor-estar-con-obrador”, pero eso no borra la estadística. Y no son otros datos: son los números que da a conocer el propio gobierno, números que son públicos y que pueden ser consultados por cualquiera en internet.

Insisto, no se puede arreglar el país en seis años, pero sí cabría esperar, y sería razonable esperar, una disminución, aunque sea ligera, de los índices de violencia. Pero eso no ha sucedido. Al contrario. Los números son peores. Eso me dice que, si bien el régimen pudiera estar imprimiendo empeño, gana y entusiasmo en sus acciones, los resultados no han sido del todo eficaces. Y eso no es hablar mal del régimen ni odiarlo ni ser un golpista de derecha, sino decir las cosas como son. Algunos podrán afirmar que todo es maravilloso y que wow con el régimen, pero yo humildemente pensaría que están viendo la realidad con los ojos del amor. Y al no ver las cosas como son, no podrán exigir nada, y entonces serán cómplices del régimen, como fueron cómplices de regímenes pasados quienes amaban y elogiaban a los Peñas, Calderones, Foxes, Zedillos, Salinas, de la Madrides, Portillos y Echeverrías de los últimos cincuenta años.

Este país ha sido brutal y malvado con sus mujeres. Mientras once mujeres sean asesinadas y cincuenta violadas cada día, ellas tienen todo el derecho de protestar, sea quien sea el presidente.

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