
Pero acaso ¿no es hora de hacernos una pregunta más profunda?¿Modernizar qué exactamente? ¿Para quién? Y ¿con qué propósito?Porque si el sistema legal fue diseñado para funcionar lejos de la gente, ¿realmente sirve digitalizarlo sin rediseñarlo? Si la justicia no es accesible, rápida ni empática, ¿de qué sirve volverla más productiva desde adentro?
Hay una narrativa dominante que propone cambios incrementales: capacitar abogados, adoptar tecnología, aplicar metodologías ágiles, mejorar procesos internos. Todo eso suma, sí. Pero no transforma el modelo. Porque el problema no es de velocidad, es de sentido.
De la mejora continua al cambio de paradigma
Hoy no basta con ser más eficientes en lo mismo. Necesitamos un cambio de paradigma.
La abogacía ya no puede pensarse solo como una profesión, sino como un servicio social habilitador. El rol del abogado no es preservar su status, sino rediseñar las condiciones para que más personas ejerzan sus derechos con autonomía.
La transformación digital no puede quedarse en una nueva herramienta, debe ser una nueva ética. El desafío no es que el abogado siga siendo importante, sino que el derecho sea verdaderamente útil para las personas.
El futuro no se adapta, se diseña y es así, que con ayuda de la tecnología, surge la Abogacía Exponencial, un concepto emergente que fusiona el ejercicio del derecho con la adopción de tecnología— como Inteligencia Artificial (IA), blockchain, big data y automatización— para transformar la forma en que los servicios legales son concebidos, ofrecidos y gestionados.
La Abogacía Exponencial no solo propone tecnología, sino un nuevo mapa. Un modelo centrado en el usuario, que aproveche lo mejor de la IA, el diseño legal, la automatización y los datos, pero con una brújula clara: empoderar a las personas, no sofisticar a los abogados.
Ya no alcanza con adaptar viejos formatos. Necesitamos imaginar nuevos futuros:
– Servicios jurídicos simples, predictivos y empáticos.
– Asistentes legales automatizados que hablen el idioma de la gente.
– Plataformas de resolución de conflictos diseñadas desde la experiencia del usuario.
– Profesionales legales formados en tecnología, pero también en humanidad.
Hoy celebramos, pero también reflexionamos…
En un mundo donde la tecnología redefine cada aspecto de nuestra vida, la abogacía no puede quedarse atrás. Adoptar un enfoque exponencial no solo permite brindar servicios legales más eficientes, accesibles y centrados en el usuario, sino que también posiciona al abogado como un agente de cambio capaz de anticiparse a los desafíos del futuro.
La transformación digital del derecho no es una opción, sino una oportunidad para construir una justicia más inclusiva, ágil y alineada con las necesidades reales de la sociedad. Quienes abracen esta visión, no solo sobrevivirán en la era de la disrupción, sino que liderarán su evolución.
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