
Según Guillermo Rosales, presidente de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), la asociación ha construido dos escenarios posibles para lo que resta del año. “En el primer escenario, considerando que el PIB alcanzaría un mínimo crecimiento de 0.2%, la inversión fija tendría una disminución de 2.1%. El segundo escenario es más pesimista: una caída del PIB de 1.3% y una reducción de la inversión fija bruta de 4.5%”.
En ambos casos, las proyecciones apuntan a una mayor contracción de las ventas, especialmente si no se logra una renegociación exitosa del T-MEC o si persisten los aranceles a insumos clave como el acero y el aluminio, los cuales han encarecido la producción de vehículos pesados.
Rogelio Arzate, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Autobuses, Camiones y Tractocamiones (Anpact), reconoce que el panorama es incierto. “A finales de mes vamos a hacer un ajuste a nuestros números. Pido un poquito de paciencia para que los medios estén atentos”, dijo. Por ahora, la organización aún no publica una previsión actualizada.
Aranceles al acero y aluminio agravan el panorama
Lo que sí está claro es que los nuevos aranceles aplicados a ciertos componentes metálicos han sido un golpe directo para el sector.
“Ha sido muy complicado el tema del acero y esperemos que se sigan encontrando caminos para tener estos acuerdos, que si bien afectan a muchas industrias, específicamente al acero o aluminio, nos toca a muchos y a todos de cierta forma”, añadió Arzate.
México ha intentado responder a los nuevos aranceles con diplomacia comercial. El gobierno federal, encabezado por Claudia Sheinbaum, ha intensificado el diálogo con Washington y Ottawa para mitigar los efectos del proteccionismo. Arzate reconoció estos esfuerzos. “Es importantísimo que los diálogos continúen, como lo ha hecho el gobierno federal a través de la doctora Claudia Sheinbaum, el secretario Ebrard y el resto del gabinete”.
Industria busca adaptarse a nuevas reglas del T-MEC
En este entorno restrictivo, las empresas se enfrentan a decisiones difíciles sobre si renovar o no sus unidades. La caída de la inversión en infraestructura, la lentitud en licitaciones públicas y la falta de certidumbre regulatoria agravan el problema. “Mucho dependerá de cómo pueda lograrse una negociación del T-MEC que nos brinde retomar la agenda de confianza a la inversión”, señaló Arzate.
Pese al entorno adverso, el presidente de Anpact insiste en que la industria ha sabido adaptarse a los cambios. “Nos caracterizamos por ser una industria resiliente. Sí hay controles de lo que importamos y exportamos, pero actualmente tenemos el 64% del valor del contenido regional en Norteamérica. El resto proviene de Asia, Europa y Sudamérica en pequeñas proporciones”.
Con la regla de origen que exige un contenido regional del 70% para 2027, la industria aún tiene margen para maniobrar. “Eso nos da una oportunidad de seis puntos porcentuales. La adaptación de las cadenas de suministro puede hacerse en dos años, y estamos trabajando en ello”, afirmó Arzate.
No obstante, el tiempo corre y el mercado lo resiente. La reducción en las ventas no solo golpea a fabricantes y distribuidores, sino también a proveedores, talleres y cadenas logísticas ligadas al mantenimiento y operación del parque vehicular.
Por ahora, las cifras de AMDA son una señal de alerta. El desplome de las ventas de pesados no puede explicarse como una simple corrección de mercado. “Estamos ante un problema estructural que requiere decisiones de política comercial claras y urgentes”, advirtió Rosales.
Con información de Tzuara De Luna
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