La evolución de los CISOs. Entendimiento profundo del entorno organizacional

El nexo vital entre la tecnología y los objetivos de negocio
La visión tradicional del profesional de seguridad como un técnico encargado exclusivamente de mantener un perímetro seguro ha quedado atrás. Hoy, el experto en ciberseguridad debe fungir como un nexo vital entre la tecnología y los objetivos de negocio, anticipando posibles riesgos, impulsando una cultura organizacional de prevención y tomando decisiones que no solo salvaguarden los activos, sino que también contribuyan al desarrollo sostenible de la organización. Esta evolución da lugar a perfiles híbridos que combinan capacidades técnicas avanzadas con destrezas en comunicación, liderazgo y entendimiento profundo del entorno organizacional.
Y es que las organizaciones se han convertido en ecosistemas vivos que requieren una protección continua y adaptable, haciendo indispensable que la seguridad esté presente desde la concepción misma de las aplicaciones. El manejo de identidades y accesos se presenta también como un desafío creciente en entornos cada vez más distribuidos y heterogéneos. Con usuarios y dispositivos conectados desde múltiples plataformas y ubicaciones, implementar controles flexibles y eficientes se convierte en un diferenciador clave para mantener la integridad y la confidencialidad de los datos.
En este contexto, los líderes en seguridad deben trascender el ámbito técnico y desempeñar un papel estratégico que conecte la protección con los objetivos corporativos. Tal es el caso del Chief Information Security Officer (CISO) cuyo rol es crucial para equilibrar innovación, cumplimiento regulatorio y resiliencia ante incidentes.
Pero ¿cuáles son las competencias indispensables? De acuerdo con The International Institute for Management Development (IMD), los CISOs necesitan un conjunto diverso de habilidades técnicas con destrezas de liderazgo como:
– Visión estratégica: Aptitud para identificar amenazas emergentes y alinear las iniciativas de seguridad con los objetivos de negocio, asegurando una dirección sostenible y a largo plazo.
– Perspicacia organizacional: Entendimiento profundo de la gestión financiera y de riesgos, reconociendo la seguridad como un habilitador fundamental que impulsa el crecimiento sin entorpecer las operaciones.
– Habilidades comunicativas: Capacidad para traducir complejidades técnicas en mensajes claros y accesibles para la junta directiva y otros líderes ejecutivos, facilitando una toma de decisiones informada.
– Construcción de alianzas: Talento para fomentar colaboraciones sólidas entre departamentos internos, con pares del sector y socios externos, fortaleciendo el ecosistema de seguridad.
– Gestión del cambio: Experiencia en liderar procesos de transformación organizacional y en la implementación de nuevos protocolos de seguridad durante fases de crecimiento o ajuste.
– Liderazgo en situaciones de crisis: Competencia para actuar con rapidez y eficacia bajo presión, guiando la respuesta ante incidentes críticos y minimizando el impacto en la organización.
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