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Trump genera incertidumbre a un año de la mayor fiesta del futbol

▲ El estadio Azteca será por tercera ocasión sede de la Copa del Mundo, tras albergar la justa en 1970 y 1986. En esas ediciones se proclamaron campeones Brasil –con Pelé– y Argentina –con Diego Maradona–.Foto La Jornada

Erendira Palma Hernádez

 

Periódico La Jornada
Miércoles 11 de junio de 2025, p. a10

Un Mundial en tres países parecía imposible hasta México, Estados Unidos y Canadá se arriesgaron con el proyecto. En conjunto cautivaron a la FIFA con una candi-datura respaldada en la colaboración política, así como en la infraestructura ya existente para realizar el certamen; la respuesta fue la concesión de la Copa del Mundo 2026, la cual romperá esquemas, al tiempo que generará el desafío de homo-logar protocolos, recibir a millo-nes de aficionados y evitar actos de discriminación.

El desafío más grande es encontrar balance, sobre todo con la transición de gobiernos, dijo Jurgen Mainka, director general de FIFA México, en el pasado Sports Summit. “El reto será tratar de homologar (a los tres países) pa-ra atender a los diferentes ‘clientes’ del torneo, como lo son los jugadores, árbitros, medios de comunicación, socios comerciales y los aficionados”, apuntó.

Hemos tenido una gran colaboración con las embajadas de México, Estados Unidos y Canadá, ya hemos discutido varios temas: las visas, aduanas, seguridad, todo para poder homologar lo más posible (la organización). Este reto no es sólo de tres países, es de 16 ciudades, tenemos la responsabilidad de que el torneo se sienta como un Mundial en cada una de esas sedes.

Con el italiano Gianni Infantino al frente de la FIFA, en 2018 se llevó a cabo la elección de la sede de la Copa 2026, certamen que sorprendería al ser primero con 48 equipos –al dejar el formato de 32–, y que sería la oportunidad para limpiar la imagen del organismo tras el llamado FIFAgate, el gran entramado de corrupción que costó la presidencia a Joseph Blatter.

Las designaciones de Rusia 2018 y Qatar 2022 se vieron salpicadas por el escándalo de una posible compra de votos. Las elecciones para el Mundial 2026 estaban obligadas a mostrar un cambio, por lo que sólo fueron aprobados como candidatos Marruecos y, de mane-ra conjunta, México, Estados Unidos y Canadá.

Promesa millonaria

Una mayoría de 134 países respaldaron a la alianza norteamericana frente a 64 votos que obtuvo el país africano. El Mundial regresaba a América después de 12 años y por tercera ocasión de manera histórica México sería anfitrión.

La candidatura tripartita anticipaba en 2018 enormes ganancias por el torneo, como el beneficio económico proyectado para la FIFA de 2 mil 100 millones de dólares con una venta de al menos 5.8 millones de entradas.

Los anfitriones podrían beneficiarse con una cuantiosa derrama al recibir un gran número de visitantes durante el mes que dure el certamen, pues tan sólo para la Ciudad de México se esperan al menos 5.5 millones de turistas.

Todo, con la organización de un torneo que se llevaría a cabo en 16 ciudades de tres países que mostraban en ese momento buena relación diplomática. Incluso, en la propuesta que enviaron a la FIFA, se jactaban de sus lazos económicos, destacando la importación de piezas para el sector automotriz.

Ahora, cuando sólo falta un año para el Mundial, la organización pareciera desarrollarse con tranquilidad, sobre todo en temas de infraestructura, deportivos y comerciales. Sólo un aspecto trascendental afecta al panorama previsto, el retor-no de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos con una agresiva política migratoria, así como la imposición de aranceles, que incluye vehículos y autopartes.

Política radical

En días recientes se ha desatado una ola de tensión y protestas por las redadas contra migrantes sin documentos en Los Ángeles, la segunda ciudad en el mundo con más mexicanos. Además, Trump prohibió la entrada a ciudadanos de Afganistán, Birmania, Chad, la República del Congo, Guinea Ecuatorial, Eritrea, Haití, Libia, Somalia, Sudán, Yemen e Irán, el cual ya clasificó al Mundial.

El 6 de mayo pasado, el vicepresidente JD Vance hizo una declaración que en apariencia resultaba una invitación, pero con un remate que alcanzó registro de advertencia.

Por supuesto, todos son bienvenidos. Sé que tendremos visitantes probablemente de cerca de 100 países. Queremos que vengan, que celebren, que vean el juego, expresó.

Pero cuando se acabe el tiempo deberán irse a casa. De lo contrario, tendrán que hablar con la secretaria Noem, añadió mientras a su lado atestiguaba la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem.

Si se mantienen las políticas migratorias actuales podríamos vislumbrar situaciones complejas o dañinas para la organización del Mundial, indicó Milton Muñoz Bravo, profesor adscrito al Centro de Relaciones Internacionales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.

El especialista se enfocó en la posibilidad de afectaciones en el área de servicios y hostelería, donde la mayor parte de los trabajadores son migrantes indocumentados.

Los organizadores del Mundial también han dejado claro que no intercederán ante restricciones migratorias estadunidenses. Habrá cosas que no van a pasar, como una visa especial, similar a la de Qatar, eso no va a suceder, son tres países con sus economías y leyes muy definidas, señaló Mainka.

La política migratoria de Trump es una de las preocupaciones debido a que Estados Unidos será el escenario principal del Mundial con 78 partidos, entre ellos la final, los cuales se disputarán en 11 ciudades, un gran contraste con México y Canadá, que sólo recibirán 13.

México –que tendrá de sedes a la capital, Guadalajara y Monterrey– también enfrenta problemáticas locales. Respaldado en un peso histórico, el estadio Azteca será la cancha del partido inaugural, con lo cual será el único en recibir tres Copas del Mundo después de las ediciones de 1970 y 1986.

Sin embargo, las remodelaciones planeadas para el inmueble se vieron retrasadas por las protestas de vecinos del estadio. Además, exis-te una disputa con los dueños de los palcos y plateas, a quienes no les quieren respetar el contrato que tienen por 100 años.

Entre la expectativa de ver el torneo de futbol más grande de la historia y la incertidumbre por las circunstancias políticas coyunturales comienza hoy la cuenta regresiva de un año hacia el Mundial. El 11 de junio comenzará una fiesta que provoca pasión, ilusión, angustia y polémica; una verbena que cerrará con la gran final el 19 de julio.

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