Maternidad suele arruinar la vida sexual de las mujeres: especialista

Carolina Gómez Mena

Periódico La Jornada
Domingo 11 de mayo de 2025, p. 6

Los cambios corporales y hormonales, la sobrecarga de cuidados que implica la crianza e incluso los procesos depresivos tras un parto pueden arruinar la vida sexual de las madres, pero hay que tener en cuenta que renunciar al erotismo es privarse de un pedazo de existencia, porque la sexualidad va de la cuna a la urna, sostiene Ana Torres, sexóloga y terapeuta doula.

Con motivo del Día de las Madres, Andrea, una joven mamá, cuenta a La Jornada que tras sus dos embarazos –el más reciente terminó en cesárea– aspectos como la recuperación tras la cirugía, los kilos que ganó, las tareas domésticas y laborales, han incidido en que las cosas en lo sexual no estén nada bien. Amo a mi pareja, tanto o más que antes cuando solo éramos los dos, pero la carga de tareas y los cambios personales y familiares han afectado nuestra conexión sexual. Ambos sabemos que lo tenemos que superar.

La docente del Instituto Mexicano de Sexología (Imesex) subraya que “el cuerpo de una mujer que acaba de parir es un cuerpo que ha ganado una batalla y, visto desde ahí, es una mirada mucho más generosa que la de ‘ahora tengo pancita o estrías’. Pareciera que se nos exige que seamos maquinitas de reproducción. Es decir, tenemos que parir y trabajar, pero además a la semana lucir como si no hubiéramos parido. Ser madre sin que se note que lo eres, y esa no es la realidad para la mayoría”.

Gisela Espinosa Damián, profesora investigadora en la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Xochimilco en la división de Ciencias Sociales advierte que también suele haber una “disociación en las representaciones sociales de la maternidad; por un lado está la mujer sexy y que ejerce su sexualidad, y por otro, la madre a la que se le atribuye un halo de santidad motivado desde las creencias religiosas y el machismo.

En culturas como la nuestra está arraigado un tipo de culto a la madre, a un cierto tipo de maternidad que deja fuera el ejercicio de la sexualidad y enfatiza mucho el vínculo de la madre con el bebé, las tareas de cuidado, de amamantamiento y entrega.

No obstante, acota que ahora hay más apertura al tema del ejercicio de la sexualidad en las madres, incluidas las que han parido recientemente, las que llevan un rato siéndolo o en el embarazo. Se comprende que una madre sigue siendo una mujer con todo el derecho, capacidad y deseo de ejercer su sexualidad y explorarla como quizás antes de embarazarse o parir.

Sobre las relaciones sexuales durante el embarazo, el Instituto Mexicano del Seguro Social refiere que aunque algunas mujeres experimentan disminución del deseo sexual, el embarazo no impide esta actividad, pero recomienda que si se tiene alguna complicación durante la gestación se debe buscar la opinón médica.

La Clínica Mayo destaca que el embarazo puede alterar el nivel de comodidad durante las relaciones sexuales y la libido. Expone que no hay peligro para el bebé, siempre que no sea un embarazo del alto riesgo, haya trabajo de parto prematuro o problemas de placenta.

En su experiencia profesional, Torres ha conocido casos de mujeres que ante los cambios del embarazo “miran con plenitud y mucho gozo, por ejemplo, el crecimiento de sus pechos. Una consultante que asistí como duola decía ‘me siento la mujer más sexy del mundo’, y tuvo un aumento del deseo sexual”.

También es cierto que tras el parto puede haber depresión que dificulta construir el apego con la cría, hay dificultad para sobreponerse y afecta el deseo sexual, pero también hay mujeres que pueden retomar su vida sexual, tal vez no de forma sencilla, porque se transita por un proceso de cierto nivel de dismorfia y de disforia.