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El futbol reconcilia y une a niños migrantes en la Ciudad de México

Ronaldinho y sus amigos llegan a practicar, al tiempo que estrechan lazos y se alejan de los vicios.Foto Joshua Reyes Sámano

Joshua Reyes Sámano y Cristhian A. Espinosa

 

Periódico La Jornada
Viernes 2 de mayo de 2025, p. a10

Una cancha de futbol y un balón son suficientes para olvidar por unos instantes las situaciones más adversas. Se pueden convertir en una forma de establecer en el deporte un vínculo de integración para desafiar estigmas. Desde hace dos años, decenas de niños migrantes se reúnen a un costado de las vías del tren en la colonia Vallejo, al-caldía Gustavo A. Madero, para realizar gambetas, atajadas y goles de todas las formas posibles, actividad que es apoyada por el entrenador Jorge Rivero, integrante del primer Punto de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (Pilares) de la Ciudad de México, Richard Wagner, inaugurado en 2019 por la entonces jefa de Gobierno y ahora Presidenta, Claudia Sheinbaum.

Una cancha de barrio, hecha de cemento, con rejas de metal y pintura desgastada por los cañonazos futboleros, es el área donde Rivero, encargado de la clase de futbol del programa público Ponte Pila, asesora a los niños y adolescentes que viven en casas de cartón y madera a lo largo de las vías. Los instruye en esta actividad para que se alejen de los vicios y aprendan valores deportivos.

Tras el esférico

Vengo de Colombia, me dijeron que en Pilares daban diferentes cursos, vi que había futbol, lo cual sentí como una buena opción para ocupar el tiempo y la mente. Soy hincha del Atlético Bucaramanga, allá la pasión por el deporte es una herencia, desde muy pequeño se nos desarrolla esa afición al ver los juegos con nuestros padres. Es muy grande en mi país el amor por este deporte y aquí es muy parecido. Finalmente somos países latinoamericanos que estamos de la mano y el balompié es capaz de unirnos, declaró un joven de 17 años.

Los niños corren y persiguen el esférico de un lado a otro, los porteros se avientan para detener ca-da tiro y evitar la caída de su marco. Es un gozo para ellos jugar. Con el propósito de que mejoren sus habilidades y establezcan relaciones sociales con personas de su edad, Rivero los lleva a torneos con otros equipos del programa en otras sedes de Pilares, donde les enseña la importancia del respeto por el rival. Sin embargo, diversos infantes cuentan que en un principio sufrían comentarios discriminatorios que disminuyeron conforme avanzó la convivencia. 

“A mí me dicen Ronaldinho por la sonrisa y no tanto por el jue-go con los pies; luego comentan que no soy muy bueno, se enojan si me ponen de portero y no las atajo, pero no entienden que no es una Champions”, explicó un niño venezolano de 12 años, quien cuenta que para llegar a la capital tuvo que librar diversos obstáculos con Migración junto a su familia, tras cruzar la selva en autobús y realizar largas caminatas.

Lo más bonito de jugar aquí es divertirme. A veces vamos a otras canchas, en nuestro más reciente juego sólo nos ganaron por un gol. Soy delantero, pero dicen que tengo buena pinta de medio. Me gusta conocer a los mexicanos y que ellos también nos conozcan, aunque no me agrada que hablen cosas feas de nosotros, dijo otro venezolano de 10 años, quien mostraba su habilidad para rematar de chilena.

Para los infantes del campamento, provenientes en su mayoría de Colombia, Venezuela, Cuba, Honduras y Haití, el deporte logró transformar los conflictos sociales en oportunidades de reconciliación que eliminan las fronteras culturales, además de promover la salud física y mental.

El deporte es más que una actividad física; para los niños migrantes se convierte en un acto simbólica y una técnica de relación para crear comunidad entre ellos. Eso es importante porque estando fuera de su país tienen que encontrar la manera de volverse a conectar como comunidad, y es ahí donde el futbol se convierte en la forma de socialización más sana, explicó Erick Suaste, doctor en ciencias políticas y sociales de la UNAM, especialista en análisis del discurso y semiótica de la cultura.

El aumento en el flujo de migrantes en las grandes urbes, como la capital, es inevitable debido a las complejas realidades económicas, sociales y ambientales de sus países de origen, por lo que uno de los principales retos en materia de planeación urbana y territorial es su inserción dentro del tejido citadino, señala un documento elaborado por el Consejo Económico y Social de la Ciudad de México.

El dictamen denominado Nuevas migraciones en la Ciudad de México, cuyo propósito es ofrecer propuestas para la integración socioambiental de los extranjeros, señala que tan sólo en 2023 llegaron 48 mil personas procedentes de distintos países, de las cuales 28 mil obtuvieron una residencia temporal o permanente, mientras 20 mil recibieron un documento que les da un estatus de visitante por razones humanitarias.

En ocasiones les hacen comentarios desagradables. Cuando escuchan hablar de migrantes se refieren a ellos como mugrosos y que no han comido, los escuché en uno de los juegos y el entrenador del otro equipo les llamó la atención. El deporte comunitario se encarga de las partes vulnerables de esta ciudad. El futbol genera lazos, los prejuicios que se forman se rompen al convivir entre personas, en este caso migrantes con los mismos mexicanos, es aquí cuando nace la hermandad, si hay roces, todo queda en la cancha, comentó Rivero. 

Reta por la gaseosa

Las clases de futbol con el entrenador establecieron un vínculo que recuerdan y agradecen todos aquellos que lograron cruzar la frontera y lo expresan a través de videos enviados desde otras ciudades.

Agradezco al profesor Jorge por el apoyo que me dio estando en México, también al ayudarme a jugar mejor y por todo lo que hizo por mí, comentó un infante. Lo mando a saludar profesor, desde Nueva York, me gustó mucho entrenar con usted futbol en los Pilares, mencionó otro de sus pupilos, mientras realizaba dominadas con el balón.

Entre las diversas actividades, los niños disfrutan de gran manera la denominada reta por la gaseosa, donde el equipo ganador se gana un refresco, el cual se reparte entre ambos contendientes. Para los niños, la práctica deportiva permite afrontar mejor los retos de la vida y sirve de instrumento para la comprensión de la igualdad y la tolerancia.

“El mismo deporte te hace más abierto, más ágil, más vivaracho. Tengo niños desde los 10 hasta los 17 años, lo que tratamos es que el tiempo que estén aquí sea de calidad y que olviden sus problemas. Desde que llegaron empecé a trabajar con ellos, al grado que me aceptaron en su comunidad. Me gritaban: ‘profe ya llegó mi cita, me voy a la frontera de Nogales’. Me pedían camisas o zapatos y siempre trataba de ayudarlos, pues me hubiera gustado recibir el mismo apoyo cuando era pequeño”, agregó Rivero.

Ante el operativo que comenzó el sábado pasado por parte de la Coordinación de Movilidad Humana pa-ra desalojar y reubicar a los migrantes del campamento instalado en la alcaldía Gustavo A. Madero, Rivero finalizó: hasta que se vaya el último niño, yo segui-ré trabajando. Ahorita lo que se bus-ca es reubicarlos, pero si se van a un albergue cercano, seguro vendrán a entrenar.

 

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