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Alertan sobre deterioro de cuerpos de agua en la frontera México-EU

▲ En los últimos años, las condiciones extremas de sequía han dado como resultado la reducción a niveles críticos en todas las presas del país.Foto Cuartoscuro

Arturo Sánchez Jiménez

 

Periódico La Jornada
Domingo 13 de abril de 2025, p. 5

Desde hace años, diversos estudios han alertado sobre el deterioro de los cuerpos de agua en la frontera México-Estados Unidos, agravado por el cambio climático y la sequía. Estos factores han complicado el cumplimiento del Tratado de Aguas de 1944, de acuerdo con organismos como el Wilson Center y el Banco de Desarrollo de América del Norte (NADBank), que en recientes informes insisten en soluciones binacionales a la crisis.

Ambos organismos señalan que el cumplimiento del tratado bilateral de agua firmado por ambos países en 1944 enfrenta en los últimos años una situación crítica debido a las sequías persistentes, el aumento de la demanda y los conflictos de intereses que ejercen presión sobre los ríos transfronterizos, el Colorado y el Bravo.

En tanto, un informe del Congreso estadunidense de 2017 ya advertía que muchos acuíferos de la frontera han experimentado importantes descensos de volumen o calidad.

Esta semana, el presidente Donald Trump amenazó con imponer sanciones a México por lo que calificó como un incumplimiento reiterado del tratado. En respuesta, la presidenta Claudia Sheinbaum afirmó que a pesar de la sequía que ha afectado a la región del río Bravo durante los últimos cuatro años, México está en condiciones de realizar una entrega inmediata de millones de metros cúbicos a los agricultores texanos. Además, expresó su confianza en que la temporada de lluvias permita realizar una segunda entrega en el segundo semestre del año.

El Tratado de Aguas de 1944 establece que Estados Unidos debe entregar a México 1.8 millones de metros cúbicos anuales del río Colorado, mientras que México se compromete a entregar 2.1 millones de metros cúbicos de agua del Bravo en ciclos de cinco años.

En los últimos años, las condiciones extremas de sequía, el crecimiento de la población y el desarrollo agrícola e industrial han exacerbado la escasez de agua. El río Colorado ha llegado a niveles críticos, con los embalses Powell y Mead reducidos a apenas un tercio de su capacidad.

Mientras tanto, casi toda el agua que transporta el río Colorado se consume antes de llegar a México, donde los remanentes apenas alcanzan los campos agrícolas de Baja California.

Algo similar ocurre con el Bravo, donde desde 1992 las entregas mexicanas han sido irregulares, lo que ha generado tensiones crecientes, sobre todo en Texas, donde el sector agrícola ha sufrido pérdidas significativas, según el Wilson Center.

Dicho organismo asegura que los conflictos sobre el agua sólo pueden resolverse mediante una cooperación más estrecha y sostenida entre ambos países. La estructura institucional desigual –más centralizada en México y más local en EU–, señala.

Por su parte, el NADBank subraya que las condiciones actuales requieren una revisión profunda de los esquemas de reparto y gobernanza del agua para adaptarse a un entorno hídrico mucho más escaso e incierto que el que existía en 1944 y que la creciente presión sobre los ríos y acuíferos compartidos exige una nueva etapa de colaboración binacional basada en ciencia, equidad y visión de largo plazo.

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