
Al mismo tiempo, y ante la creciente presión del gobierno estadounidense, México ha adoptado una postura más estricta hacia las importaciones chinas. Desde el 1 de enero, los productos provenientes de ese país enfrentan aranceles que oscilan entre 2 y 5%, y que pueden alcanzar hasta 24% en casos específicos, como el calzado o la ropa de algodón.
A ello se suma el cobro del 16% de IVA sobre el valor total del producto, lo que ha encarecido significativamente los procesos de importación para el retail nacional. En este nuevo contexto, mantener precios competitivos se ha convertido en un desafío cada vez mayor.
En esta edición, muchas tiendas han optado por estrategias más cautelosas: meses sin intereses, regalos por compra y promociones bancarias, más que rebajas directas de precios. Es una forma de mantener el atractivo sin comprometer márgenes, especialmente en productos que ya reflejan alzas de costo por la vía arancelaria. Aun así, la demanda esperada podría batir récords: la Asociación Mexicana de Venta Online (AMVO) estima que siete de cada 10 personas harán una compra, con un presupuesto promedio de entre 3,000 y 5,000 pesos.
En 2024, las ventas del Hot Sale ascendieron a 34,539 millones de pesos, un crecimiento de 15.3% frente al año anterior. Para este año, la AMVO no ha emitido una proyección oficial, pero estudios privados como el de Google e Ipsos revelan un panorama optimista: nueve de cada 10 mexicanos planean comprar algo en esta edición, y el 77% de ellos destinará más de 3,000 pesos, lo que implica un alza de 600 pesos en el ticket promedio respecto a 2024.
Aunque las previsiones apuntan a una alta participación, el tipo de productos podría cambiar. “Hot Sale históricamente ha sido más fuerte hacia el tema de durables, así que eso no creemos que cambie, aunque no necesariamente el crecimiento sea tan alto como en otros años”, explicó Raquel Jiménez, directora de customer success para Nielsen México. Las mercancías de mayor valor seguirán dominando, aunque con un menor ritmo de venta.
En paralelo a las ofertas, este Hot Sale se ha convertido en plataforma para una narrativa económica: la campaña “Hecho en México”. Impulsada por la Secretaría de Economía, la iniciativa busca contrarrestar los riesgos de las tensiones comerciales internacionales mediante el fortalecimiento del mercado interno. Compañías como Mercado Libre ya se han sumado al esfuerzo. “Apoyamos a miles de negocios —desde artesanos hasta pymes— para que vendan en línea, crezcan y se formalicen”, dijo David Geisen, director general de la plataforma en México.
El impulso a los productos nacionales también se nota en las tendencias digitales. Juan Carlos Vallejo, líder de retail en Google México, señaló que ha habido un repunte en las búsquedas relacionadas con artículos hechos en el país. “Hay muchas iniciativas a nivel retailer para impulsar esta iniciativa y sí hemos visto un crecimiento de búsqueda sobre productos hechos en México, pero no tenemos un dato específico”, indicó.
Detrás de las promociones y los banners llamativos, las empresas enfrentan retos estructurales. Algunas compañías lograron anticiparse a los aumentos arancelarios y abastecieron inventarios desde 2024, sorteando así los incrementos. Pero la estrategia no será sostenible en el largo plazo, sobre todo con la próxima revisión del T-MEC en 2026, que podría cambiar las reglas del comercio regional.
Ese horizonte, junto con las tensiones actuales, obliga a los retailers a rediseñar sus redes logísticas y buscar nuevos proveedores o rutas de importación. Los costos asociados a esos cambios podrían trasladarse eventualmente al consumidor, limitando el margen de maniobra en campañas futuras como el Buen Fin o la Navidad.
Otro factor a considerar es el perfil del comprador. Aunque el Hot Sale sigue dominado por millennials, la participación de consumidores mayores de 55 años ha crecido. Para las marcas, este cambio demográfico representa tanto una oportunidad como un reto: deben ofrecer experiencias de compra más simples y confiables para captar a este nuevo segmento.
La edición 2025 mantiene la misma duración que la anterior, pero en esta edición se perfila como un barómetro para entender el momento económico de México. Su desempeño no solo medirá el pulso del consumo, sino también la capacidad de las empresas para adaptarse a un escenario más restrictivo y volátil. En el nuevo tablero del comercio global, el retail mexicano juega una partida de alta complejidad.
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