¿Se está logrando el balance entre la presencialidad y el trabajo remoto?

El estudio Market Research 2025 revela que el 50% de los especialistas en Recursos Humanos en Latinoamérica identifica el home office y la flexibilidad laboral como la principal tendencia del mercado. Esto coincide con la percepción de los candidatos, quienes priorizan estos beneficios al momento de evaluar una oferta de empleo.
Es un hecho que la flexibilidad en las modalidades de trabajo llegó para quedarse, pero hay que considerar que, como cualquier proceso organizacional, continuará transformándose para que las empresas logren un equilibrio entre el bienestar de sus colaboradores y la productividad.
La modalidad híbrida ha dejado de ser solo un beneficio para convertirse en un diferenciador clave en la atracción y retención de talento. Pero, ¿qué está ocurriendo en 2025 con las modalidades de trabajo? ¿Cómo se está logrando el balance entre la presencialidad y el trabajo remoto?
La respuesta sigue siendo la flexibilidad, pero no solo en términos de modalidades de trabajo, sino también en función de la cultura organizacional y la capacidad de cada empresa para adaptar su modelo a las necesidades de sus equipos.
En conversaciones con reclutadores, observamos que muchas empresas han optado por esquemas híbridos en los que establecen dos o tres días de trabajo presencial. Este enfoque busca fomentar la convivencia y el trabajo en equipo sin sacrificar la autonomía de los colaboradores.
Como cualquier estrategia laboral, el trabajo remoto también presenta desafíos importantes, entre ellos la desconexión en horas laborales debido a distracciones personales y, en consecuencia, una posible reducción en la productividad, factores que muchas empresas buscan mitigar. Al mismo tiempo, impulsar el sentido de pertenencia sigue siendo una prioridad en organizaciones que se enfrentan a la escasez de talento y altos índices de rotación.
Para abordar estas problemáticas, algunas compañías están implementado políticas de “días de conexión”, en donde los equipos se reúnen presencialmente para realizar sesiones estratégicas y actividades colaborativas. De esta manera, la presencialidad no es impuesta, sino aprovechada para generar valor; este tipo de estrategias ayudan a evitar el cansancio digital y la sensación de aislamiento que algunos trabajadores experimentan con el home office prolongado.
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