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Yo puedo ser su médico, sólo mientras usted esté sano…

En los años de auge neoliberal, las y los economistas perdimos la perspectiva de conjunto de nuestra ciencia; al punto tal, que en las universidades se llegó a imponer como único método científico, el establecido por los seguidores de la teoría marginalista (surgida en 1870). Esta confusión permitió que los economistas formados bajo el esquema neoliberal realizaran análisis sin una mínima relación con la realidad -como demanda cualquier ciencia-, por el elevado nivel de abstracción con el que plantean sus argumentos. Comenzando por el tipo de sujeto que construyen para sus análisis: un sujeto abstracto cognoscente, carente de sentido y necesidades. Premisa que, lejos de ser una ingenuidad, o un mero formalismo, es la negación de entender que el sujeto de estudio es el ser humano, y como tal, es un producto natural, históricamente determinado, que cumple un rol concreto en las relaciones sociales que le rodean y dan sentido. Es decir, que el ser humano no es un sujeto “natural” “abstracto” y “racional”; si no un sujeto social, porque tiene como punto de partida la sucesión de variados procesos históricos.

Pensémoslo de la siguiente manera: para una teoría económica basada en una ética que privilegia el mercado por encima de la reproducción social, y de la vida, la propiedad privada necesariamente se presenta como corolario del principio de justicia. De ahí que se requiera que su sujeto de análisis sea un individuo sin pertenencia a ninguna comunidad previa, un individuo metafísicamente libre y con una actitud agresiva y egoísta, necesaria para el adecuado comportamiento de la competencia. No sé ustedes, pero yo no conozco a ningún economista neoliberal, que se sienta incómodo hablando de la “naturaleza humana”, ni atribuyéndole a tal supuesta naturaleza rasgos egoístas, agresivos, competitivos, individualistas o patriarcales. De ahí que con un gran orgullo de su ignorancia, por su desconocimiento de más de tres mil años de filosofía escrita y traducida a las lenguas de mayor habla, este tipo de economistas se pronunciaran por la suspensión, o mejor aun, por la eliminación del carácter político de la ciencia surgida con el nombre de economía política. Enorme desfachatez hasta para Adam Smith (el reconocido padre fundador de la ciencia económica), para quien discutir de economía sin considerar la política más que una locura, era un absurdo. Muestra de ello es que su obra más representativa, Investigación sobre la naturaleza y causa de la riqueza de las naciones, haya sido pensada como un tratado de ética.

No obstante, este error de origen resulta conveniente a la ideología neoliberal, que tiene sustento en una falsa despolitización de las ciencias. Pues de esta manera, los resultados del quehacer intelectual pueden ser, tranquilamente, dirigidos a mantener, autorizar, legitimar, y hasta proteger los intereses de la clase dominante que se ve favorecida con este sistema. La complicación se presenta cuando este tipo de economistas evidencian su incapacidad para plantear y desarrollar propuestas que no tengan al equilibrio como principio y fin metodológico. O más aun, que puedan ser dirigidas a asumir la sustancia específicamente política que hay en la economía política; el bienestar de las mayorías.

Dicho de otro modo, ante el fracaso del neoliberalismo, la economía no puede seguir evadiendo su responsabilidad de pensar nuevas formas de llevar a cabo las relaciones sociales de producción, distribución y consumo. La sociedad demanda a las y los economistas una nueva racionalidad; una dirigida a dar efectivas soluciones a los problemas, en un marco de respeto a la diversidad de formas sociales. No se puede seguir llamando economista, al ideólogo que solo sabe aplicar técnicas micro y macroeconómicas, pero no mover a los sujetos sociales hacia la conciencia se su propia situación y con ello, hacia la transformación de sus vidas. O peor aun, a aquellos que solo pueden hacer proyecciones si los indicadores económicos registran un comportamiento regular. Es como si usted fuera con su médico de confianza, y éste reconociera que solo lo puede atender si usted viene sano.

Esta nota fue recopilada de: https://revoluciontrespuntocero.mx/yo-puedo-ser-su-medico-solo-mientras-usted-este-sano/, el notichairo solo difunde otro enfoque de la verdad.

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