Verdades incómodas: los borregos alzadedos de la dictadura occidental

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Hace unos días participé en una mesa de análisis sobre lo que significa el obradorismo. Se abordaron distintos aspectos, pero una constante de las reflexiones fue el reconocimiento del carácter subversivo, incluso insurrecto, de este fenómeno político, de este movimiento social que llevó a Andrés Manuel López Obrador a la presidencia de nuestro país, así como de las políticas que ha puesto en marcha y las decisiones que ha tomado el tabasqueño durante su mandato a fin de llevar a cabo la transformación que se propuso, que nos propusimos todos los que votamos por él. 

Esta disrupción se ha mostrado desde el principio, desde todas las vicisitudes que fueron superadas de manera pacífica y democrática – contra todos los pronósticos – en un sistema político tan autoritario como el mexicano y en una dictadura económica global que parecían imposibles de penetrar. Y se ha desplegado en todos los ámbitos de la vida pública comenzando con lo que para mí describe y condensa a la perfección al obradorismo: “por el bien de todos, primero los pobres” …totalmente contrario a lo que habíamos padecido durante décadas con el régimen pripanista: “por el bien de unos cuantos, primero los ricos”. 

La política exterior no podía ser la excepción. No en un mundo globalizado en el que todas las naciones se encuentran tan estrechamente vinculadas, aunque no lo quieran o sea contrario a los intereses específicos de cada pueblo. 

Desde que se colocó la banda presidencial, AMLO mostró el giro tan notable que dio en el terreno de las relaciones internacionales: su respeto absoluto a los principios constitucionales en la materia, su acercamiento a los países latinoamericanos, sus solicitudes respetuosas pero firmes a gobiernos extranjeros sobre asuntos sensibles para el país, su negativa a pronunciarse en contra o a favor de algún gobierno sólo por la presión de los medios dominantes o la conveniencia de terceros.

Pero el jueves 10 de marzo se reafirmó con mayor contundencia este rasgo disruptivo con la respuesta del gobierno de México al Parlamento Europeo con respecto a su resolución para solicitar a México la creación de un entorno seguro para periodistas. 

Todos los que leyeron la respuesta se asombraron por el tono inédito de la misma. Sus palabras severas parecían ser excesivas…siempre y cuando no se leyera con atención la resolución y no se conociera el contexto de la misma.

La respuesta tan patriota y emotiva para muchos, resultó muy escandalosa e impropia para quienes estaban acostumbrados al sometimiento tácito o expreso a las declaraciones de autoridades extranjeras, sobre todo, de las provenientes de naciones de Occidente.  Literalmente se asustaron del “qué dirán”, de lo que pudiera pensar la “gente bonita” por una contestación tan directa, tan dura, sin el menor atisbo de disimulo ni medias tintas.  Incluso algunos de los simpatizantes de la 4T se mostraron incrédulos sobre la autenticidad del comunicado. No podemos dejar de lado tampoco a quienes cayeron en el franco ridículo al reprobar las palabras tan “altisonantes” utilizadas por el presidente, pero que supuestamente siempre han propugnado por la rebeldía – hasta por la revolución armada – y han desdeñado los esfuerzos de quienes apostaron y siguen apostando por la vía electoral pacífica para transformar la realidad del país. 

Así, esperábamos ansiosos las declaraciones de López Obrador en su conferencia matutina del viernes siguiente, la cual celebraría desde Chiapas donde se encontraba de gira.  

Y esas declaraciones no defraudaron, sino que exaltaron aún más el fervor patriótico y la indignación de los mexicanos cansados de las insolentes injerencias extranjeras que se han acumulado durante décadas y han alcanzado últimamente un eco mediático estruendoso, directamente proporcional a la transformación política que está teniendo lugar en nuestro país y que está trastocando los intereses económicos nacionales e internacionales que se han unido para intentar revertirla.

Señaló que él mismo redactó el comunicado de respuesta a los legisladores europeos. Añadió que “no puede permitirse que nadie les falte el respeto a las autoridades legítimamente constituidas” y recordó que los gobiernos anteriores al suyo no tenían autoridad moral para contestar como él lo hizo, “tenían que quedarse callados, cualquiera ninguneaba a las autoridades mexicanas”. Afirmó que la condena del Parlamento Europeo es “calumniosa y falsa, porque la violencia es herencia del periodo neoliberal”. Lamentó los casos de periodistas asesinados en lo que va de 2022 y precisó que en cuatro de los mismos se tienen 17 detenidos (cambio destacado en comparación con lo que acontecía en el régimen pripanista y que no reconoce la resolución al referirse a la impunidad). También agregó que “ya el estado no viola los derechos humanos ni la libertad de expresión” (diferencia primordial que la resolución tampoco distingue; por el contrario, de la manera más artera hace alusión al programa “Pegasus” que en el sexenio de Peña Nieto espió a periodistas y activistas de derechos humanos, y que en este gobierno no se utiliza más). Reiteró que “se dará a conocer un informe respecto a los homicidios de periodistas el próximo jueves 18 de marzo que será enviado a los diputados del parlamento, con el fin de que tengan un mejor conocimiento del panorama ocurrido en México” (si es que no lo conocen, lo cual indicaría una negligencia inexcusable, tan grave como sería que sí estuvieran informados y convenencieramente no les haya interesado al emitir su resolución).  Y continuó señalando: “para que tengan una idea los legisladores de Europa, lamentablemente por la violencia que heredamos del periodo neoliberal, de los gobiernos que se aliaban a la delincuencia organizada, por esa violencia heredada, por esos resabios que heredamos del periodo neoliberal seguimos teniendo homicidios en el país. Ya vamos con una tendencia a la baja, porque estamos trabajando todos los días con ese propósito y estamos aplicando dos estrategias, entre otras, que nos dan muy buenos resultados” (la resolución miente con descaro al afirmar que los homicidios a periodistas están aumentando enormemente, sin considerar la modificación de la tendencia que, suponiendo la peor de las situaciones, se mantiene estable pero no se ha incrementado). Indicó que su gobierno atiende al pueblo, las causas que han originado la violencia, al atender a los jóvenes con los programas de bienestar, y no se permite que se asocie la delincuencia organizada con la autoridad ni que haya impunidad.  “Acuérdense que el secretario de Seguridad Pública de Felipe Calderón está en la cárcel en Estados Unidos, está acusado de proteger a una de las organizaciones criminales, y así sucedía en todos los casos. Entonces, ya no hay ese contubernio”. 

La respuesta del gobierno a la resolución apenas si equilibra un poco esta impertinente intromisión (no sobra mencionar que el Parlamento Europeo reconoció como presidente de Venezuela al autonombrado “presidente interino” Juan Guaidó, y también a la golpista Jeanine Añez como “presidenta” de Bolivia y ahora “presa política”) que se aúna al embate mediático incesante y cada vez más agresivo contra el presidente y el proyecto de la 4T. Basta leer el considerando 4 de esta ignominiosa resolución para darnos cuenta del contubernio de las élites nacionales e internacionales. Ni siquiera se tomaron la molestia de modificar el lenguaje que la oposición ha venido utilizando y los blancos que mayor malestar le provocan – las conferencias matutinas, el derecho de réplica del presidente a las noticias falsas y difamaciones de los medios dominantes, la denuncia de la dependencia al poder económico de periodistas nada independientes y nada críticos de los gobiernos pripanistas como Loret de Mola – en su meta de denostar al mandatario mexicano y dañar su imagen:

“Considerando que el presidente López Obrador ha utilizado con frecuencia una retórica populista en las conferencias de prensa diarias para denigrar e intimidar a periodistas independientes, propietarios de medios de comunicación y activistas; que la retórica de abuso y estigmatización genera un ambiente de agitación incesante contra los periodistas independientes; que, bajo el pretexto de luchar contra las noticias falsas, el Gobierno mexicano ha creado una plataforma de propiedad estatal para exhibir, estigmatizar y atacar a la prensa crítica…”

Se ha dado a conocer que los diputados españoles impulsores de esta resolución, además de provenir de la extrema de derecha (como Hermann Tertsch; hijo de un nazi austriaco que huyó a España cuando derrotaron a Hitler), están vinculados con Felipe Calderón (Leopoldo López Gil, empresario, activista y político nacionalizado español, prófugo de la justicia venezolana por corrupción y padre del golpista del mismo nombre) y con las empresas cuyos intereses habían estado protegidos por los pripanistas, a las cuales el cambio de gobierno no les sentó nada bien y pretenden que sus privilegios no se vean todavía más afectados con la reforma eléctrica que pueda aprobarse. El periodista Álvaro Delgado publicó en un tuit (al cual acompaña el video del discurso del diputado Francisco Millán (@PacoMillanMon) del Parlamento Europeo): 

“La preocupación del Parlamento Europeo no son los periodistas de México, sino la seguridad para sus negocios. Y así lo dicen: “Esta carencia la sufren, por ejemplo, las inversiones extranjeras en el sector energético, entre ellas empresas europeas””.

En otro tuit, el mismo Álvaro Delgado señala:

“Sin hipocresías, a los europeos no les importan los periodistas, sino que entre en vigor el Acuerdo Global con México: «Supondría un fuerte impulso para nuestras relaciones económicas, comerciales y concertación política». Así lo dicen ellos mismos:” 

E incluye los tuits hilados del diputado mencionado que manifiesta lo siguiente:

“México vive un auténtico tsunami de violencia con una media de 90 asesinatos al día. El Gobierno populista se centra en el liderazgo personalista de su presidente y no en el funcionamiento eficaz de las instituciones, en especial las responsables de la seguridad y la justicia”.

“México es un gran país y un socio indispensable para la Unión Europea en América Latina. Desde 2009 México es uno de los socios estratégicos de la Unión Europea”.

“En esta década debemos dar un nuevo salto en la relación con México. Poner en marcha cuanto antes el nuevo Acuerdo, concluido en 2020, que moderniza y amplia el Acuerdo de 1997. Supondría un fuerte impulso para nuestra relaciones económicas, comerciales y concertación política”.

Las palabras de AMLO no fueron nada suaves. Pero la defensa de su país, de su soberanía, de su proyecto no ameritaban menos. 

Lorenzo Meyer señaló en una entrevista: “Decirles borregos a los eurodiputados sí está en lo correcto, pero quizá no era lo más apropiado, podía haberlo suavizado”. Al preguntarle cómo los hubiera llamado él, contesta: “Pues sí, está difícil conseguir un término equivalente”.  

En realidad, sí había términos todavía más rudos. O como señala mi colega columnista en Revolución 3.0, Ulises Castañeda (@sinsajoodi): “Nuestro presidente todavía cree que actúan engañados, y de buena fe les dijo borregos. Pero no lo son, son delincuentes conscientes que mueven hilos de manipulación, violencia y explotación”.

Todo el sainete de los escandalizados por la respuesta de AMLO, me recordó la película danesa Festen o La celebración, donde uno de los hijos denuncia abuso sexual en una reunión familiar y lo que le reprochan y los escandaliza son sus “malos modales” por haberlo revelado en tan importante acontecimiento. La cloaca destapada no les interesa en lo más mínimo.   

A quienes en 2018 votamos por una transformación pacífica pero real y contundente, nos satisface y enorgullece mucho la respuesta digna de nuestro presidente. Las rancias formas hipócritas que ocultan fondos muy oscuros y pestilentes dañan la vida pública y lo mejor es que desaparezcan.

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