Supersticiones

Parecía un verano cualquiera para Federico, esa época del año que para él era perfecta pues en el lugar donde vivía se generaba una tibieza encantadora. Por las tardes de jueves ya era una costumbre juntarse con algunos de sus más cercanos amigos para jugar baraja, esto lo emocionaba mucho, no tanto por el juego sino por las pláticas que de ahí se desprendían, de hecho, él nunca había ganado uno solo de estos juegos después de 20 años de haberse establecido como regulares.

Después de una cálida bienvenida por parte de Ricardo, al cual le tocó facilitar la sede, y con la llegada de todos, comenzaron la partida. Todo empezó de manera normal, Federico inició perdiendo, Carlos ganando y el chacoteo era sabroso, pero algo fuera de lo común empezó a gestarse.

Federico hiló 5 vueltas ganadas, lo cual comenzó a llevarlo tanto a un silencio sepulcral como a una sobre concentración,aparentemente está racha de victorias lo hizo poner toda su atención no solo en su juego, sino en cómo jugaban los demás para finalmente llevarse la bolsa de 200 pesos acumulada.Salió de ahí insoportable, algo a lo que los demás no dieron ninguna importancia, les daba lo mismo.

Se obsesionó tanto que comenzó a buscar libros de psicología y de técnicas para el blof, así como mejorar su estilo de juego y la manipulación de sus contrincantes, anhelaba que fuera jueves de nuevo porque además iba a proponer que fuera de más dinero.

Al llegar el día tan esperado decidió ir vestido igual, inclusocon el mismo reloj y volvió a ganar, así sucesivamente durante todo un año, pero él había cambiado, se volvía iracundo cada que perdía una mano, les gritaba a sus amigos, ya no convivía y peor aún, cuando se veía medianamente acorralado recurría hasta a las amenazas.

Sus amigos ya no querían jugar con él y decidieron por el bien de la amistad ya no jugar cartas y comenzar a jugar turista, al llegar Federico y ver que habían cambiado el juego les aventó todo lo que encontró cerca para luego salir enfurecido de ahí; se convirtió en su peor enemigo, comenzó a hablar mal de ellos con todos los conocidos y encima de todo buscaba incansablemente otros lugares donde jugar, no importando con quien fuera, al grado que terminó juntándose con gente que era igual o peor que él, por lo que todo terminó muy mal.

Se convirtió en un loco vagabundo que portaba la misma camisa, pantalones, zapatos y reloj que usó aquel jueves de verano donde todo comenzó, masticando y vociferando que todo iba a cambiar y a volver a como era antes, gracias a su atuendo…

Hace tres años y fracción, México tuvo un rompimiento abrupto con la desgracia, el país antes de eso se estaba cayendo a pedazos en todos sus ámbitos más vulnerables y estaba siendo una mina de oro para el pequeño fragmento de la sociedad que restaba.

Es pequeño fragmento de opulencia llevaba decenas de años beneficiándose de la extrema desigualdad que el ultra capitalismo genera. Comenzaron a tener más poder y como consecuencia, a corromper día a día al sistema para seguir acumulando más y más beneficios económicos y sociales; instauraron métodos no solo para tener más, sino para que con el paso del tiempo su sistema fuera ley y que nunca acabara.

Lo que nunca vieron es que antes de que comenzaran con este descarado saqueo la desigualdad era mucho menor, teníamos una economía mixta y un Estado robusto, con empresas fuertes conquistadas con sangre por el pueblo. Esto simplemente lo borraron, nunca voltearon al pasado, a la memoria, era muy fácil de esta forma saber que su obsesión por acumular tanta riqueza y poder debía tener un fin.

Ahora, después de tres años en los que cambiaron las reglas de su juego al igual que le ocurrió a Federico, siguen aferrados a crear mentiras para desprestigiar, utilizando la maquinaria mediática que fueron corrompiendo para sus fines. Siguen también obsesionados por decir que todos están mal, uniéndose a pesar de que se odian entre sí para tratar de volver a tener aquello que los hizo creerse invencibles; y de la misma forma siguen usando la misma ropa creyendo que, como buenos supersticiosos que son, es lo único que los salvará para cambiar todo y volver a ser lo que fueron.

Más pronto de lo que creen comenzarán a vagabundear al igual que Federico, vociferando enloquecidos y añorando esos días en los que —por su ceguera— creyeron tener el mundo a sus pies cuando en la realidad fue su peor momento.