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No es de forma, es de fondo

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Se estima que a mediados del siglo I a. C. en Italia existían alrededor de dos millones de esclavos, algo así como el 20 por ciento de los habitantes del imperio. Como parte de las relaciones sociales que se desarrollaron bajo esta estructura social, nos cuenta Irene Vallejo en su ensayo El infinito en un junco, que alguna vez el senado romano tuvo que rechazar con espanto una iniciativa dirigida a obligar a los esclavos a portar uniforme. La razón es que no convenía a las élites que la población esclava se percatase de lo numerosa que era.

Este relato ilustra parte de la subjetividad sobre la que se fundó la hoy llamada civilización europea. Misma que en estos días ha abierto un interesante espacio para la reflexión en torno a la violencia. A diferencia de los representes de las élites en Europa (y también en nuestra América), yo no me referiré a la violencia como una simple expresión de la mala voluntad o de la falta de disposición social de algunos individuos; sino como una situación objetiva que debe ser analizada más allá de las voluntades particulares. En este sentido la propuesta de ir más allá de los análisis que se limitan a agentes individuales para explicar la dolorosa violencia a la que hoy se enfrenta México, requiere del acompañamiento metodológico de la economía política, al ser esta ciencia la que contiene los principios filosóficos del materialismo histórico y dialéctico necesarios para analizar a la sociedad actual. 

El Parlamento Europeo declara estar preocupado por la violencia que se vive en México, pero no hace mención alguna a la esencia del fenómeno: la violencia de la explotación económica. Esa violencia que surge de las relaciones que permiten a un grupo social hacerse de una enorme concentración de riqueza, que a su vez es base de la reproducción de otras violencias veladas como la construcción de relaciones de poder sin contrapesos reales. Para muestra basta con responder ¿Quién se puede asumir hoy como el contrapeso real de las empresas trasnacionales europeas, incluidas las dedicadas a la (des)información?

Por eso es momento de dejar claro que las manifestaciones de violencia económica impuestas en nuestro país desde hace más de cinco siglos, y que hasta hace poco se nos presentaban como “naturales” gracias a un sistema social que llamó paz a la institucionalización de sus violencias, hoy se cuestionan en distintos espacios públicos. Desde nuestra América han tomado fuerza planteamientos que tienen como objetivo la búsqueda de premisas y fundamentos sobre los cuales se puedan establecer rigurosos criterios de validez basados en las prácticas cognitivas de las clases sociales y de los pueblos oprimidos por la modernidad europea y su sistema económico: el capitalismo. 

El desarrollo de estos nuevos planteamientos se acompaña del estudio de la Historia, ya que esta ciencia dota a la economía de la capacidad para integrar procesos sociales simultáneos. Además de que, gracias a ella, hoy en día se tiene una amplia documentación para afirmar que el colonialismo es un sistema decadente. Por eso, aun cuando todavía hay ecos del pasado que tienen voz en el Parlamento Europeo, y parecen estar dispuestos a revivir conflictos que ya se creían superados, hoy más que nunca es necesario decir con toda claridad que la base del sistema de dominación ya tampoco da para más. Y no estoy pensando solo en las relaciones entre Europa y nuestro país, también en las relaciones al interior de su territorio. Basta con ver la nueva definición de diplomacia con la que hoy se manejan los países europeos respecto a la guerra que se desarrolla en la frontera de su espacio geográfico. Una diplomacia que con una inmaculada redacción hace los recibos de compra-venta de las armas con las que abona al conflicto.  Sin dejar de mencionar las apologías a la guerra que circulan en los medios de comunicación corporativos.

Dicho lo cual, el debate que hoy existe a partir del intercambio entre el Gobierno Mexicano y el Parlamento Europeo no es de forma, es de fondo. Pues estamos en presencia de un corte ético político que bien podría llevarnos a desarrollar una ética económica distinta a la impuesta.

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Esta nota fue recopilada de: https://revoluciontrespuntocero.mx/no-es-de-forma-es-de-fondo/, el notichairo solo difunde otro enfoque de la verdad.

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