Los pilares de la derecha

Quizá a amplios sectores de la población, particularmente la que puede votar le parezca medianamente novedosa la actitud de la derecha en nuestro país. Ver a algunos empresarios como Claudio X. González asumir un rol de abierto opositor al presidente de la república; escuchar a presentadores de noticias como Carlos Loret perder la compostura y toda dignidad al usar los medios para difundir mentiras e infamias en contra del titular del ejecutivo; e incluso ver a quienes se asumen así mismes como “fifís” tomar las calles para marchar o hacer mítines, actividades que tradicionalmente estaban asociadas por el discurso dominante al sector “popular” o “rijoso”.

Si bien es cierto que la concepción del deber ser en la política del país está cambiando para bien, por desgracia no estamos ante fenómenos nuevos sino ante estrategias perfectamente diseñadas y usadas con una alta eficacia en los países de las Américas donde la izquierda electoral ha logrado avances muy importantes desde 1998.

Desde el arribo de Hugo Chávez en ese 98, pasando por el triunfo de Lula en 2002, Cristiana Fernández en Argentina, el mismo año 2007 que Rafael Correa en Ecuador o Evo Morales un año antes en 2006 y ahora desde 2018 con Andrés Manuel López Obrador, la derecha independientemente del país donde actúe ha tenido la misma estrategia y las mismas trincheras para buscar descarrilar a los gobiernos de izquierda: el poder judicial y los medios de comunicación.

Los partidos políticos de derecha, los comunicadores y algunes empresaries sirven sólo como huéspedes, voceros o instrumentos de poderes que operan e influyen más allá de las fronteras nacionales en los países. Son esos mismos poderes (lícitos o no, legítimos o no) quienes han debilitado la capacidad de acción del estado, quienes han disminuido el patrimonio de las naciones privatizándolo para la explotación de una mínima cantidad de personas. Son esos poderes quienes han infiltrado a los llamados órganos autónomos y se han apropiado de conceptos que las propias izquierdas han defendido por décadas como la trasparencia, la rendición de cuentas, la democracia, el acceso a la información y desde esos espacios una vez secuestrados, declaran la guerra a quienes atentan contra el statu quo, el caso más emblemático en nuestros días es sin duda el INE.

Por ello pareciera que la derecha visible esta desdibujada, porque erróneamente desde la izquierda se hace el análisis del comportamiento del títere, pero no del titiritero. Los Loret, los X González, los chumeles, los Quadri son sólo el entretenimiento, la carnada, pero la verdadera estrategia se esta operando en los tribunales y en quienes retienen las concesiones del espacio radioeléctrico. No se debe dar tregua a nadie que represente intereses contrarios a la nación, pero es indispensable señalar a los verdaderos operadores de la derecha, hacer que abandonen sus trincheras para que públicamente se sepa quiénes son, cómo operan y a qué intereses responden. La discusión de la reforma eléctrica debe tener como primer paso volver pública la posición de todes les diputades y obligar a que sus patrones den la cara. Se requerirá valentía, inteligencia y temple, veremos.