Los hijos del presidente: la derecha mediática y sus decepciones…

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Ya que al presidente Andrés Manuel López Obrador no le han podido encontrar ni una “mordida” a un policía de tránsito en su historial cívico, sus hijos se han convertido en el “eslabón más débil” -o eso quisieran los obstructores de la 4T- para el aparato propagandístico de la derecha mexicana. Como Martha Uruchurtu ironizaba en un análisis televisivo, serían capaces de buscarle actos de robo de croquetas al perro del mandatario si lo tuviera, y no dudarían en “denunciar” al animal como protagonista de un escándalo que prueba la mentira del discurso anticorrupción.

Sin embargo, la verdad aplastante que cae sobre los voceros privilegiados de la información hegemónica, es que estos sujetos son hombres adultos que han hecho lo que el sistema lícitamente les ha permitido para ganar dinero. Son lo mismo que sus acusadores: empresarios que han jugado bajo las reglas del capital. Les seré honesto, a mí me parece totalmente improcedente que ya desde 2010 estos tipos hayan sido exhibidos como bon vivants, con lugares de primera en el Mundial de Fútbol, entre una cadena de exposiciones de banalidad y derroche -de SU dinero- que nada tiene que pedirle a los alardes de los mirreyes en las “benditas” redes sociales. Pienso que dan una pésima imagen de presunción estúpida, transitando en el mismo circuito mental de codicias materiales que alimentan ideológicamente a la estructura política, económica y cultural que tanto daño le ha hecho a este país. Pero nadie puede elegir a sus hijos, menos a los hijos del gobernante por el que votó, y mucho menos aún controlar lo que decidan hacer de su vida. ¿Me dan vergüenza? Sí. Son un cachetadón para ese ejemplo de sencillez y moderación prudente y solidaria del padre, de fuerte impacto en el imaginario y que tanto odio de clase le ha suscitado en las bases y líderes derechistas… ¿Son una irrebatible contradicción que avienta por tierra la validez de las políticas públicas de la 4T? No, no y no. Su patrimonio personal y su frivolidad nada tienen que ver con la evidencia existente sobre la austeridad republicana -muy diferente de la austeridad neoliberal- que ha prevalecido en la limpieza de las finanzas comandada por esa prócer nacional llamada Raquel Buenrostro. Las cosas como son. Los hijos del presidente pueden indignarme todos los días con sus estupideces, pero tendría que ser yo muy deshonesto para aceptar que las estrategias macro y micro económicas de la presente gestión pueden ser cuestionadas a partir de un trío de zoquetes, especialmente José Ramón y Andrés Manuel…

Legalmente, se han conducido como esos capitalistas “correctos” que a la neurodivergente Denise Dresser se le hacen tan convenientes para el progreso de la humanidad. Sí, eso es de resaltar. Los hijos de AMLO no han participado del “capitalismo de cuates” que esta impresentable señora tanto señala, entendiendo por dicha idea el que se hayan aprovechado de posiciones políticas de parentela o amistades para obtener beneficios adicionales a sus negocios, a costa del erario público. “La fabriquita de chocolates”, ese intento infra-periodístico de descrédito del Ejecutivo vía conjeturas endebles acerca de la incursión en la industria del cacao de los tres hijos mayores del presidente, logró exactamente lo contrario de lo que se proponía: demostrar que los “emprendimientos” de estas personas no tienen ninguna conexión contundente ni alevosa con el mercado de influencias. Su procedimiento de escarbar hasta lo imposible, rascando a la desesperada, cualquier “hallazgo” que pueda venderse al gran público como un “gate”, sobredimensionándolo a través de verborrea, datos duros escamoteados y producción audiovisual impresionante capaz de transformar una canica en una esfera disco, hace quedar cada vez más en ridículo a MCCI y organizaciones similares, dejando claro que se les acaba el tiempo y no pueden terminar de construir en la percepción colectiva -a no ser la de sus seguidores adoctrinados- las AMLO-versiones de la casa blanca, la guardería ABC, Ayotzinapa y el narcogobierno genocida que los periodos pri-panistas nos dejaron como legado de miseria. Pero no les queda de otra. La gran pregunta que me provoca una curiosidad de comezón es cómo los fans de Carmen Aristegui se van a explicar, sin que les implosionen las neuronas, que la periodista ya de plano replique pseudo-investigaciones de LATINUS, perpetradas por Loret de Mola -uno de esos “colegas” de los que tanto ella como sus admiradores se ufanaban de “distinguirse”- para acabar así, propagando chatarra con tal de fracturar al proyecto de nación puesto en marcha desde el gobierno federal, perdiendo el pudor en el camino.

No obstante, todo viene en plan con maña; la #LadyHoraPico Lilly Téllez acaba de declarar lo que muy probablemente sea la nueva andanada de los poderosos del dinero desde su coto legislativo en la cámara alta. Con su vulgaridad de costumbre, la tipa balbuceó sus intenciones de instigar una acción puesta de moda por Ricardo Monreal y su amigo Dante Delgado: las “Comisiones Especiales”. Téllez habló de articular una para investigar el asunto de la casa de un funcionario privado petrolero que fue habitada por Ramón López y su esposa. Sí, desperdicio de recursos públicos a partir de una nota periodística que, otra vez, no pasa de “sugerir” que la casa se le prestó a la pareja a cambio de contratos con PEMEX. En los cinco minutos de una visita a Linkelind, usted, [email protected] [email protected], puede darse cuenta de que ni siquiera los cargos ocupados en tiempo y lugar por este alto burócrata privado norteamericano coinciden para aducir intercambio alguno. El reto desfachatado lanzado por AMLO en la mañanera a investigar a ver qué encuentran, entre merecidas risas suyas de sorna, terminó de incomodar al poder económico y desató la ira, como siempre, de sus detractores. Lo que esto demuestra es que los senadores de los millonarios van a querer levantar comisiones cuando se les dé la gana y por cualquier tontería, como parte de todo el plan de ataque mediático que llevan a cabo para lograr algo antes de la consulta de revocación y de aquí al 2024.

Gracias Monreal, por darle ideas a la mentira.

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