Icono del sitio El NotiChairo

La refuncionalización del Estado mexicano

En los primeros cuatro años de la gestión de un gobierno elegido de manera democrática en nuestro país, y en pleno escenario de crisis mundial, la transición hacia formas de organización económica distintas a las de tipo neoliberal, son hoy una realidad. 

En términos muy generales, el neoliberalismo como patrón acumulación significó la entrega de la fuerza de trabajo y de la naturaleza a las fuerzas del mercado. Dicho de forma sencilla: la conversión de los bienes públicos globales en mercancías. Para lo cual se requirió de un tipo de legitimación de la dominación social basada en la universalización de una moral económica ad hoc a los intereses de los capitales extranjeros. ¿Cuántos de nosotros no oímos hablar de las “bondades” que representarían para nuestro país las políticas de privatización y entrega de las funciones de planificación económica a las empresas multinacionales, sin considerar los efectos en la disolución del Estado social que éstas traerían? Por eso, ahora que el neoliberalismo está franca decadencia, es preciso puntualizar que las críticas que se realizan a esta forma de organizar la producción y distribución son de corte ético-político, y que la argumentación que durante años se tuvo para implementar instrumentos económicos, definidos por los tecnócratas como científicos, encerraban la mentira de que las políticas económicas neoliberales eran neutras (no respondían a intereses económicos específicos).

¿Cómo sostener la afirmación de que estamos transitando hacia una forma de organización distinta a la neoliberal? Es una pregunta que me han hecho en repetidas ocasiones. Y a lo largo de los últimos cuatro años, mi respuesta se ha dirigido a resaltar un elemento centrar: que el sector privado (capitalista) ya no es el único sujeto protagonista del actual proyecto económico, pues el Estado está recobrando un protagonismo histórico, al crear las condiciones necesarias para el impulso del sector público y de otros sujetos como las cooperativas y las comunidades (ver la nueva relación con los yaquis, los comcáac y los wirrarika); lo que conduce a que el excedente ya no quede solo en manos de una élite, sino que haya transferencias del mismo, a otros sectores productivos. 

El anteponer el bien social al bien privado es la esencia de una economía plural, opuesta a la neoliberal. En el caso de nuestro país los avances se constatan por la función social protectora que la actual administración ha impulsado con al menos 30 programas sociales, que más que prebendas, hoy son derechos constitucionales que favorecen a los sectores más vulnerables de nuestro país. Algo que los neoliberales no entienden, porque para ellos, se trata de recursos que el gobierno “regala” a los más pobres; como si el Estado fuera propiedad de ellos (de unos cuantos), y no la institución social cuya función es velar por todas y todos.

Como parte de esta refuncionalización del Estado, se tiene la política de inversión en sectores productivos estratégicos, como el energético, y el impulso de la red ferroviaria y la modernización de puertos (recientemente anunciada).

Todo esto sin incurrir en mayor endeudamiento externo. Tema no menor, considerando que durante décadas se tuvo un déficit en la balanza de pagos que, a decir de los tecnócratas no podía corregirse, y como tal, debía que financiarse con más deuda (como parte de un ciclo vicioso, que sin duda favorecía a las élites financieras), y que la 4T ha comprobado que esto se puede modificar reduciendo las importaciones derivadas del petróleo.

Ahora bien, aun cuando en estos primeros cuatro años de transformación, la mayoría de los compromisos se han cumplido, otros nuevos retos se nos presentan. El tema de la autosuficiencia alimentaria es uno de los principales, sobre todo en un contexto en el que se requiere poner freno a la inflación importada. Por ello, es necesario que en los dos siguientes años que le queda a esta administración, se de un mayor apoyo al nuevo sistema agroalimentario que se está impulsando desde la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural que promueve la producción local, teniendo como base estratégica la transición de productores individuales y dependientes, a productores colectivos, sujetos de derechos, y protagonistas del bienestar social. Más, teniendo en cuenta que, de acuerdo con datos de la FAO, el sistema alimentario convencional no fue capaz de alimentar a cerca de 800 millones de personas en el mundo, durante el año 2021. 

Vinculado con el punto anterior, se debe profundizar en la tarea titánica que significa fomentar las cadenas de suministro que promuevan y garanticen el acceso universal, justo, inclusivo, transparente, equitativo, y eficiente de los bienes y servicios. Lo cual pasa por la necesaria discusión de políticas de democratización de la propiedad y de las decisiones sobre el trazado de futuro. 

Sin duda alguna, lo que viene después del neoliberalismo se está construyendo ahora. Porque el futuro es contingente, es decir, no tiene un horizonte preestablecido. Y como tal, hay que construirlo de manera democrática. Y ¿Qué mejor manera que buscando reconectar el campo con la ciudad, a los consumidores con los productores, al individuo con la comunidad, a la sociedad con la naturaleza, y al trabajo con la vida?

Esta nota fue recopilada de: https://revoluciontrespuntocero.mx/la-refuncionalizacion-del-estado-mexicano/, el notichairo solo difunde otro enfoque de la verdad.

Salir de la versión móvil