La derecha hoy

Una de las frases recurrentes de la oposición electoral desde el domingo en que fue rechazada la iniciativa del presidente López Obrador es que “ellos miran hacia el futuro”, sin embargo, no sólo es una frase hueca sino además una mentira. El futuro al que generalmente se refiere la oposición electoral es al de los países europeos donde, por ejemplo, Francia en contra de lo que la derecha mexicana afirma, busca controlar el precio de la electricidad utilizando la estatización de la energía eléctrica, similar es el caso de Italia y quizá el más crudo es el de España, donde la población esta sometida a las dinámicas del “operador de mercado eléctrico”.

Por ello es fundamental dar una amplia difusión a la reforma a la Ley Minera que otorga al Estado mexicano el dominio absoluto sobre el litio. La discusión sobre lo que ese mineral representa hoy, es una verdadera discusión con miras al futuro, hablar de litio es hablar de una transición energética. Claro que a la derecha mexicana le encanta hablar de esta transición energética, y más aun poniendo como ejemplo a Alemania o la Unión Europea como modelo de la electromovilidad, lo que la hipócrita derecha de nuestro país no dice es que la demanda de este mineral crecerá en un 40 por ciento para 2040 y que un automóvil eléctrico necesita seis veces más minerales que uno con motor a combustión. El dato más relevante que la derecha mexicana alineada a los intereses de la iniciativa privada omite es que la mayor parte de los minerales usados en los países que tanto admiran, provienen de América Latina, donde los pueblos no se beneficiaban de la explotación de sus yacimientos, pero si sufren las consecuencias ambientales y sociales de tal explotación.

Eso es lo que logró la iniciativa del presidente López Obrador, garantizar que el aprovechamiento de este mineral ahora considerado estratégico sea de absoluto dominio de la nación. Les promotores del odio y del reduccionismo parlamentario insistirán en que el litio ya era del dominio de México de acuerdo al artículo 27 de la Constitución, pero quienes se asumen amos del parlamento ocultan a la ciudadanía la importancia de las leyes reglamentarias sin las cuales amplios aspectos de la carta magna resultan letra muerta. En términos reales no se discutió por tanto el dominio sobre el mineral, sino la exclusividad del aprovechamiento.

Está tan deformada la derecha que hay quien incluso, como Manuel Clouthier, se rasgó las vestiduras y acusó de una “falta de respeto al proceso legislativo”, el que la iniciativa haya pasado directamente a la discusión en el pleno, intentando generar la precepción de que esa acción revestía una suerte de ilegalidad. Falso. Las posibilidades de ese trámite están contenidas en el artículo 82 del reglamento de la cámara de diputadas y diputados. Si la derecha no tuvo los votos suficientes para detener el trámite en la Junta de Coordinación Política ello no reviste una ilegalidad sino exhibe una realidad parlamentaria, misma de la cual se beneficiaron a penas unas horas antes al votar contra la iniciativa en materia eléctrica.

Hoy tenemos por lo tanto una derecha hipócrita y mentirosa.

Ahora bien en un ejercicio de equilibrio, es indispensable que el movimiento que encabeza AMLO afine las estrategias de comunicación, si se pretende que no se reduzca la discusión a un título de “nacionalización del litio” por qué no centrar la discusión y la campaña de comunicación en el “aprovechamiento” “beneficio” “utilidad” del litio para el pueblo de México, que sea la derecha la que quede exhibida en su reduccionismo, que sea ese sector el que siga demostrando su falta de confianza en el entendimiento y madurez del pueblo mexicano. El movimiento de la 4T debe ser vasto en explicaciones, en argumentos y también en confianza en la ciudadanía que ya ha despertado.