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El sueño de la razón neoliberal produce crisis

Para ningún economista es sorpresa que el capitalismo es un sistema tendiente a las crisis. Desde el siglo XIX se han publicado trabajos muy diversos con el propósito de intentar explicar las causas y posibles soluciones dirigidas a hacer frente a este gran problema económico. No obstante, pocos son los autores que abordan el tema de raíz: desde el hecho casi axiomático de que una economía con agentes individuales, en un ambiente de competencia y con mercados falsamente perfectos, siempre tiende al desequilibrio, por las desigualdades que le son inherentes. Esto se comprueba desde la primera gran crisis capitalista (del año 1873), hasta la más reciente y prolongada, declarada oficialmente en el año 2008, y cuyos efectos se han profundizado en medio de la pandemia que hoy vivimos. 

La particularidad de esta última crisis radica en el registro de la caída en los niveles de oferta, superiores a los reportados en la demanda. Algo nunca visto en la historia del capitalismo; y que, como tal, nos invita a resignificar el tipo de transición en la que nos encontramos. Pues, más allá de un desabasto de alimentos y energéticos provocados por el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, o incluso, la disputa por la hegemonía comercial entre Estados Unidos y China, el punto neurálgico se localiza en la crisis del modelo productivo postfordista. Surgido como respuesta global a la gran crisis de la década de los años 70, y caracterizado por la conformación de redes de producción trasnacionales, interactivas, abiertas y heterojerárquicas, dirigidas a reducir, o en el mejor de los casos, eliminar los tiempos vacíos a escala global, mediante la conformación de unidades productivas deslocalizadas, que convergen en centros de ensamblaje (o armadurías). Base de la lógica económica neoliberal, impulsora de la apertura económica, y de los esquemas de subcontratación (de los procesos productivos y de las relaciones laborales).

A poco más de tres décadas, resulta claro que, el propósito de esta forma de organizar la producción era eliminar los tiempos vacíos originados por cualquier tipo de detención en la cadena de producción en serie, causa de la crisis del modelo que le precedió, el fordista. Dicho en otras palabras, con el postfordismo, aunque se presentaran fallos y tiempos vacíos locales, la red global podía seguir funcionando. Por fin parecía cumplirse el sueño de Henry Ford, de un sistema de producción en el que el tiempo vacío global tendiera a cero, y con ello, la producción siempre fuera creciente y la oferta nunca escaseara.  Pero como bien dijo el poeta, “los sueños, sueños son”, y lo que hoy tenemos es una crisis del lado de la producción. Cuya primera expresión es el aumento en el nivel de precios provocado por la disminución en la oferta.

Ante este escenario, el gobierno mexicano, fiel a su promesa de campaña de “Primero los pobres”, no sólo a impulsado una política de reindustrialización nacional en sectores estratégicos como el energético y el de infraestructura, también, en días recientes dio a conocer el Paquete Contra la Inflación y la Carestía, dirigido a proteger la capacidad de consumo de las y los trabajadores mexicanos, en un escenario en el que la pandemia hizo más evidente la lucha de clases. Medida que resulta congruente con la política de aumento salarial que ha emprendido el gobierno del Presidente López Obrador desde el primer día en que tomó posesión del cargo, en diciembre de 2018, en medio de infundades críticas por parte de los economistas neoliberales, acostumbrados a anteponer argucias legales a argumentos de la ciencia económica, y peor aún, a soluciones reales para la población.

Es momento de recordarles a los economistas neoliberales que creen que los precios son determinados por una especie de azar, que, cuando la economía se erigió como ciencia, uno de los primeros problemas que se plantearon fue el de investigar qué había detrás de los valores y de los precios de las mercancías. ¿Cuál era el punto central fijo, en torno al cual se presentaban las fluctuaciones? ¿Cuál era la ley reguladora de los valores de las mercancías, que después serían sometidas a las fluctuaciones de la oferta y la demanda, que derivarían en los precios? Pues es realmente lamentable que quieran seguir explicando la actual inflación como un fenómeno exclusivamente monetario, el cual debe combatirse mediante una política monetaria que tenga como instrumento fundamental el manejo en la tasa de interés.

Estamos frente aun momento de cambio histórico, no solo en México, sino a nivel mundial. Y aunque los tecnócratas instalados en el Banco de México y la SHCP lograron mantener durante algunos años el nivel de precios, esto fue a costa de la contracción de la actividad económica y la agudización de la heterogeneidad estructural, derivada de las políticas de ajuste aplicadas. Las cuales no propiciaron condiciones endógenas capaces de compatibilizar el ajuste del sector externo con la disminución de la inflación, el crecimiento económico y el reparto equitativo del ingreso. Por eso, hoy que se les cae el modelo, mi recomendación es que vuelvan al estudio de la Ciencia Económica, solo así podrán entender la realidad de cambio que su formación tecnócrata les impide apreciar.

Esta nota fue recopilada de: https://revoluciontrespuntocero.mx/el-sueno-de-la-razon-neoliberal-produce-crisis/, el notichairo solo difunde otro enfoque de la verdad.

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