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El hermano incómodo de Tabasco

A TÍTULO PERSONAL

 

A finales de agosto seremos espectadores, pero también evaluadores, de quienes aspiran a coordinar los trabajos de los comités de defensa de la Cuarta Transformación a nivel nacional. El objetivo de cada uno de ellos es movilizar, conectar e informar a la población, especialmente a simpatizantes y militantes sobre el proyecto político de un movimiento que crece con más fuerza en toda la República.

Sin duda, existen criterios que delinean el comportamiento de quienes pertenecen a un partido-movimiento, personalmente me llama la atención la figura del ex secretario de Gobernación Adán Augusto López, por su llegada como el “traje perfecto” del militante que requería un movimiento como lo es la Cuarta Transformación, y la pieza de ajedrez que el presidente López Obrador necesitaba después de la salida obligada de Julio Scherer. Incluso, como puente entre una grieta al interior del partido guinda.

Pero a pesar de que Adán logró a cabalidad todo lo que se le ha encargado y empezó a tener aceptación tanto en la militancia de Morena como en parte de quienes simpatizan con la Cuarta Transformación, parece ser que todo está quedando en el pasado y quitadas las máscaras, iniciada la contienda por la sucesión, todo se desvanece y su ambición comienza a verse con nombre propio.

¿Será una estrategia que ya hemos visto antes, será que ya no están tan a gusto con Augusto o nunca fue pieza clave en Palacio? ¿Será que Andrés Manuel podría deshacerse o darle una lección a un “hermano” que no se ha portado a la altura? Habrá que preguntarle a Monreal.

Y es que siempre se habla de cómo el ex secretario de Gobernación le ha cuidado las espaldas a AMLO. Pero poco se dice, y es muy evidente, que en años anteriores y en estos meses el presidente le ha regresado esos cuidados a Adán Augusto: como gobernador de Tabasco, como funcionario de talla nacional en la SEGOB y, además, como uno de los contendientes a la presidencia.

Hay que ser claros, la estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador del piso parejo que muchos aún no logran entender como Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal e incluso Gerardo Fernández Noroña, no es si los nombra o no, si les alza la mano o les da un guiño de buenos días. La estrategia es: dejarlos ser. Y parece ser que Adán Augusto cayó y sus actitudes durante estas semanas sí han dejado muchos que desear.

El ojo crítico del líder de Palacio siempre ha estado activo. Bajo la premisa de el pueblo pone, el pueblo quita, está la nueva forma de hacer política. Que actúen de manera libre, porque además de él, el pueblo observa y es sabio. Un claro ejemplo de este ejercicio siempre ha sido Monreal. Por mucho tiempo, tanto propios como extraños al movimiento, se cuestionaban por qué no era expulsado o le ponía un ultimátum. Pero, de nuevo, la estrategia funcionó, el mismo movimiento lo desvaneció.

No me casaré con esa idea de su militancia priista en la juventud, porque ya, espero, hemos rebasado esa discusión, sino en la sutileza de sus actuales actos, primero como gobernador de Tabasco y ahora como aspirante a candidato presidencial de Morena. No es la primera vez que vemos atisbos de su actuar no apegado a los principios de la Cuarta Transformación. Podríamos empezar con dos: la Ley Garrote y su enfrentamiento con la CFE tras las inundaciones en Tabasco. En ambos casos Andrés Manuel lo salvó.

¿Será que Andrés Manuel podría deshacerse o darle una lección a un “hermano” que no se ha portado a la altura? Habrá que preguntarle a Monreal.

Luego, sin aún empezar la carrera por la interna de Morena, pero ya con los vientos soplando nombres, no me dio buena espina cuando supimos del avión militar para asistir a un acto partidista, o cuando empezábamos a ver destellos de los actos publicistas y una ola de futbolistas lo saludaron desde TikTok.

A propios y extraños nos ha resultado incómodo irlo descubriendo. Su recurso de contratar a Mexicartoons que ha buscado dañar a sus adversarios antes llamados “hermanos” terminó de redondear la idea de que habíamos perdido al que vino a “unificar” lo que parecía roto, y más bien lo agudizó. Sin olvidar que la campaña caricaturizada se opera con asesores cercanos a Javier Corral y, peor aún, a Tere Jiménez.

Además de ello esos lazos que no corta, esas constantes negociaciones con lo peor del PRI: Alito Moreno. Y lo que bien recordó Rodolfo Lara (Profesor de Secundaria de AMLO) en una entrevista con Los Periodistas: un mitin en Minatitlán con Ricardo Aldana, tesorero en la gestión de Carlos Romero Deschamps e implicado en el “Pemexgate”; acto que, aunque simbólico, y con el cual coincido, no representa a la izquierda porque “sigue reflejando la mentalidad priista” y que, continuó Lara, “otro no lo hubiera hecho porque la mentalidad priista no profundiza la revolución”.

También veo una limitante administrativa sobre él. Por años mantuvo un perfil bajo, incluso como congresista en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República no tuvo protagonismo. Sin embargo, tampoco tenemos como evaluar su estilo de gobernar. Como ya lo comentaba, su actividad política esencial, además de su notaría, ha sido legislativa, y con 32 meses en el gobierno de Tabasco, y luego 22 meses en la SEGOB, resulta particularmente difícil poder descifrar su talante como estadista.

La lista podría seguir, lo veremos en estas semanas, pero hasta ahora ha dejado en Morena un mal sabor de boca por ser el candidato al que más se ha cuestionado por el gasto. Por eso mi insistencia en delinear su figura, ya que para muchos no fue lo que esperábamos.

Algo que pesa mucho en AMLO son las amistades de años, de quienes lo apoyaron y le siguieron en el camino de la lucha, pero a riesgo de equivocarme, considero que la amistad y respeto por López Hernández recae sobre todo en la entrañable relación que hubo principalmente con Payambé López Falconi, lo que en lo sucesivo ayudó a colocarse a Adán Augusto. Pero también hemos visto cómo no es ajeno a Andrés Manuel lo que ocurre en la arena, que también ve y escucha silenciosamente.

Sin hablar de sus posibilidades para tener el triunfo, algo debe estar pensando el candidato tabasqueño y es que de no ser el abanderado, y de acuerdo a lo estipulado por el Consejo Nacional de Morena, Adán Augusto tendría ya un lugar seguro en la siguiente administración. Pensaría que podría estar seducido por la Dirigencia Nacional de Morena y, bajo estas circunstancias, debería reconsiderar dejar de hacer política al estilo priista, porque desde ahí también se decide parte del futuro político de México. Y de no ser así, no pinta nada bien.

Esta nota fue recopilada de: https://revoluciontrespuntocero.news/el-hermano-incomodo-de-tabasco/, el notichairo solo difunde otro enfoque de la verdad.

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