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El fantasma que recorre al capitalismo global

Desde la Economía Política se tiene claridad respecto a que sólo es posible producir riqueza a partir de dos fuentes: el trabajo humano y los bienes que nos provee la naturaleza. Como tal, ambos vectores energéticos son elementos determinantes del rumbo de la economía, por ser los principales factores de la producción, hoy global.

Este principio económico debe estar presente en las propuestas dirigidas a encontrar soluciones a la crisis económica que en la actualidad se vive a nivel mundial, y cuya salida requiere como mínimo la superación del modelo económico neoliberal. Pues fue esta directriz la detonadora de los graves problemas ambientales y sociales que hoy se padecen.

En el plano social, la globalización de tipo neoliberal ha provocado que millones de personas en el mundo fueran separadas de sus medios de producción -se proletarizaran- y como tal, fueran arrojadas a un mercado global formado a conveniencia de los capitales trasnacionales monopólicos. Este cambio en las relaciones de producción a escala global dio paso al surgimiento de una clase trabajadora transnacional, hoy dividida entre quienes desempeñan actividades productivas en circuitos de acumulación orientados a lo nacional y trabajadores desplazados a circuitos transnacionales, llamados trabajadores migrantes. 

De acuerdo con datos del Word Migration Report (2022), el número estimado de migrantes alrededor del mundo es de 281 millones de personas, cifra tres veces mayor a la reportada antes del neoliberalismo.

El país con mayor número de migrantes recibidos es Estados Unidos, con más de 51 millones de personas, en su mayoría mexicanos, quienes producen la riqueza equivalente al 50 por ciento del PIB mexicano, pero en territorio estadounidense. 

Frente a estas cifras es imposible no concebir a los trabajadores migrantes como un nuevo sujeto productivo, resultado de la propia dinámica del desarrollo capitalista en su fase neoliberal; y como tal, la lucha por la reivindicación de los derechos humanos -no solo laborales- de las personas que salen de su país de origen, no se trata solo de un posicionamiento ético en sentido progresista, sino una de las expresiones de vanguardia en la batalla en contra de este sistema económico. 

Recordemos que a lo largo de las últimas décadas los niveles de precarización laboral han ido en aumento, teniendo como principales ejes la subcontratación laboral y la reducción de los ingresos de los trabajadores, vía salario. Y en el caso de los trabajadores transnacionales expulsados de sus territorios, lo más grave es además de estas condiciones padecen la falta de un marco jurídico institucional que les reconozca sus derechos más elementales. Pues no siendo suficiente la sobreexplotación laboral de la que son objeto, estos trabajadores están desprovistos de los derechos civiles y políticos, de los que si gozan los ciudadanos “legales”. Pensemos en lo siguiente: estos trabajadores después de su jornada laboral no son “libres” para descansar, reponerse y recrear su condición humana, ya que al ser fuerza de trabajo indocumentada (las 24 horas del día) son objeto constante de controles estatales y discriminación racializada, negándoles con ello, la posibilidad de participar en los canales “normales” de recreación social. 

Ante este escenario de crisis, y congruente con su política en contra del proyecto neoliberal, desde el primer día en el que Andrés Manuel López Obrador toma la presidencia, comienza a aplicar en México una política histórica de incremento al salario mínimo y de regulación a las prácticas de subcontratación. Con ello las y los trabajadores mexicanos residentes en nuestro país recuperan parte de los derechos arrebatados por el neoliberalismo. Y en su más reciente gira a Estados Unidos, amplía esta batalla en favor de las y los mexicanos que fueron expulsados de nuestro país e invisibilizados por los defensores del neoliberalismo. Incluidos los economistas que no saben ir más allá de los análisis de la oferta y la demanda de trabajo, por su incapacidad para plantear los factores de expulsión de estos trabajadores, y su obstinación de ver al fenómeno migratorio como resultado de problemas económicos experimentados por un individuo o una familia, y no como una estrategia de supervivencia por parte de quienes su teoría ha invisibilizado.

Sin duda la nueva narrativa sobre los migrantes impulsada desde nuestro país pasará a la historia. Pues mientras en Europa se expanden los discursos de criminalización en contra de los migrantes, en este lado del hemisferio, comienza una enorme batalla por construirles/construirnos un mundo distinto. En este sentido, también resultó bastante simbólico el homenaje realizado a Martin Luther King en el que participó nuestro presidente. Sobre todo, considerando que en las últimas décadas los trabajadores negros en Estados Unidos han dejado de ser la fuerza de trabajo a la que más recurre el gran capital, al considerarlos menos atractivos (menos diciplinados), desde que comenzaron a organizarse en sindicatos. Dicho lo cual, uno de los grandes retos que tiene la clase trabajadora trasnacional en ese país es comenzar a trazar vínculos sólidos entre las comunidades negras y latinas. Y uno de los grandes retos que tenemos como humanidad es dejar de reproducir el miedo que las élites tienen a este nuevo sujeto productivo, por representar una amenaza real a la lógica de explotación capitalista sobre la cual se reproducen como clase.

Esta nota fue recopilada de: https://revoluciontrespuntocero.mx/el-fantasma-que-recorre-al-capitalismo-global/, el notichairo solo difunde otro enfoque de la verdad.

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