El auge de los viajes en solitario está impulsado por una combinación de factores. Por un lado, las plataformas digitales han facilitado la planeación y reserva de estancias con funciones que priorizan la seguridad, como la posibilidad de compartir itinerarios y recomendaciones para comunicarse con anfitriones.
Por otro, la preferencia por experiencias auténticas ha llevado a muchas mujeres a elegir destinos menos convencionales, como Sayulita o San Carlos Nuevo Guaymas, donde la comunidad local ofrece una inmersión cultural única.
La adopción de la inteligencia artificial ha facilitado que las viajeras organicen sus experiencias sin intermediarios, accediendo a recomendaciones personalizadas y planificaciones automatizadas. Sin embargo, la búsqueda de seguridad, autenticidad y experiencias a medida sigue siendo prioritaria, lo que refuerza la relevancia de plataformas digitales como Airbnb que conectan a los viajeros con anfitriones locales.
La participación de las mujeres en la industria del hospedaje digital no solo se limita a las viajeras, sino que también se extiende a las anfitrionas que forman parte activa de la economía local. De acuerdo con el estudio de la Concanaco sobre el impacto económico de las plataformas digitales, más de 50% de los anfitriones de Airbnb en México son mujeres, lo que refleja cómo estas plataformas se han convertido en una vía para fortalecer su independencia financiera.
Este modelo de negocio ha permitido a muchas mujeres generar ingresos adicionales que utilizan para cubrir gastos esenciales, invertir en sus comunidades o incluso desarrollar sus propios emprendimientos. La flexibilidad que ofrecen las plataformas digitales les permite administrar su tiempo y equilibrar sus responsabilidades familiares con su rol como microempresarias, lo que refuerza su autonomía económica.
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